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sábado, 10 de febrero de 2007

El aborto no es opinable (I)

En Portugal están de referéndum sobre el aborto. A mí no me toca votar, pero si lo hiciera, necesitaría ordenar mis ideas antes de emitir un juicio tan decisivo -¿o no lo es?- al margen de mis tendencias políticas o ideológicas. Partamos de la siguiente base: tanto los partidarios del aborto como sus detractores son defensores de la vida humana. Dicho de otro modo, ninguno de ellos aprobaría una ley que permitiera quitar la vida a seres humanos. Si no estás de acuerdo con esta afirmación ya puedes dejar de leer el artículo porque todo lo demás se sustenta en ella.

Aquí sigues, así que entiendo que estás de acuerdo. Y si estás de acuerdo, también lo estarás en que todo el problema del aborto consiste, básicamente, en saber en qué momento exacto comienza la vida humana. Asimismo, si la comunidad científica demostrase, sin ningún género de dudas, que la vida humana comienza desde la primera semana de gestación, no habría más remedio que prohibir el aborto, porque, ya hemos dicho que nadie estaría dispuesto a permitir el asesinato ¿Seguimos en sintonía?

Y ahora, un dato bien conocido por todos: los investigadores de las distintas especialidades médicas, así como los biólogos que se ocupan del asunto no se ponen de acuerdo, es decir, no lo saben. Y por tanto, aquí concluye el debate; el aborto debe ser prohibido.

Si no ha quedado claro ya, lo voy a explicar. Si los científicos no saben, no se ponen de acuerdo, sobre el momento en que comienza la vida humana, ¿quién está dispuesto a arriesgarse a matar? Quienes no somos médicos o biólogos dependemos de su 'opinión', pero como no se ponen de acuerdo, ¿qué hacemos, elegimos la que más nos convenga? Es como si un médico nos diagnostica una grave enfermedad y acudimos a otro especialista para conocer una segunda opinión. Supongamos que éste nos dice que se trata de una simple gripe mal curada. Naturalmente, preferimos el segundo diagnóstico, pero si lo que tenemos en realidad es la enfermedad grave, de nada nos sirve haber 'elegido' la opción de la gripe. De igual modo, si un biólogo nos dice que abortando lo que vamos a hacer es destruir a un ser humano, y otro asegura que el feto no sufrirá, que no hay vida antes de las diez semanas, podemos preferir la segunda respuesta, pero eso no significa que sea la verdadera. Y ante la duda, es mejor no poner en peligro la vida de nadie, ¿verdad?

Otro ejemplo. Imaginemos que se produce el desplome de un edificio quedando varias personas sepultadas. Los bomberos inician las tareas de rescate, y hasta que no tienen la certeza absoluta de que ya no queda nadie más vivo bajo los escombros, no se comienza con el trabajo de las excavadoras. En ocasiones, se llega a esperar semanas hasta que eso ocurre, para no desestimar la más mínima probabilidad de que haya alguien con vida y no arriesgarse a matarle accidentalmente.

El sí o el no al aborto no puede depender de una opinión, ni nuestra ni la de nadie. Cuando se trata de vidas humanas, sólo valen las certezas. Y actualmente sólo existe una manera de no equivocarnos trágicamente: no practicar el aborto. De este modo seguro que no mataremos a nadie... sin querer.

2 comentarios:

Seminarium seminarii dijo...

Estimado amigo:

No sólo hay un cuestionamiento biológico en el debate sobre el aborto. Detrás hay un problema fundamentalmente ético. Me explico.

Pudiendo los biólogos ponerse de acuerdo o no sobre el inicio de la vida humana, lo que no tienen en cuenta son los principios de continuidad (qué había ontológicamente antes de la implantación del feto en el útero), el principio de identidad (no se empieza a ser después de una reacción biológica), el principio de desarrollo (el ser humano es procesual)... Son estas cuestiones que no se resuelven en un laboratorio cuanto en una reflexión que puede abarcar desde la filosofía hasta la teología, pasando por la ontología, la epistemología, etc.

En difinitiva, la vida humana no es fruto únicamente de los procesos químicos que se producen en el organismo.

Paz y bien.

Armando Vallejo Waigand dijo...

Totalmente de acuerdo. De hecho, en la segunda parte del artículo me refiero a ello con una frase "un problema, que para quienes son favorables al aborto es únicamente científico". Naturalmente, para los creyentes la vida humana comienza desde el mismo instante de la concepción, pero para los no creyentes, esos argumentos son del todo inútiles, así que hay que utilizar los pragmáticos, que existen y son bien contundentes. A los contrarios al aborto no necesito convencerlos.


Muchas gracias por tu comentario.
Saludos.