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GRISÁLIDA - Social

sábado, 29 de diciembre de 2007

IGLESIA Y SEXUALIDAD

* NOTA ACLARATORIA (02/01/08): Las partes del artículo que aparecen en rojo son textos corregidos. La variación es producto de un error en el contexto en el que fueron realizadas las manifestaciones del Obispo de Tenerife: en lugar de la Misa del Gallo como escribí inicialmente, fue en una entrevista concedida a La Opinión de Tenerife y publicada el día 24 de diciembre. Pido disculpas a todos los lectores del blog y al propio Obispo, y agradezco a Miguelo —paisano y lector habitual del blog— el enlace en el que aparece la publicación en PDF. También el link en el que se podían encontrar las declaraciones en cuestión se ha corregido por el original. La confusión tuvo lugar porque mi información provenía de una tercera fuente, ya que no pude encontrar la entrevista, madre de la polémica. No obstante, quisiera dejar claro que sí había leído las manifestaciones íntegras del prelado tinerfeño, aunque en la creencia de que fueron realizadas en una homilía. Lamento la equivocación, más, por desgracia, no varía el contenido central del artículo, y en mi opinión, tampoco resta gravedad a las palabras de Bernardo Álvarez; si acaso, le salva de utilizar el púlpìto para ello.

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El Obispo de Tenerife se ha metido en un buen charco del que no le resultará fácil salir, y si lo hace, sus zapatos tardarán en secarse. Monseñor Álvarez dijo en alusión al abuso de menores, que «hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo, y además, deseándolo, incluso si te descuidas te provocan». Después, comparó la homosexualidad —a la que considera «enfermedad, carencia o deformación»— con el abuso de menores. Sus palabras, expresadas en una entrevista concedida a La Opinión de Tenerife, no han sido sacadas de contexto como a muchos nos gustaría pensar, simplemente lo dijo, y me temo que quiso hacerlo. En la Iglesia, digámoslo abiertamente, estamos obsesionados con la sexualidad. Y si no es así, lo parecemos.

Como cabía esperar, desde el Obispado, en la persona del Vicario General, Antonio Pérez, se han apresurado a aclarar que el señor Obispo no justifica un «fenómeno aberrante como es el abuso sexual de menores». Imagino que no tardaremos en escuchar palabras similares de boca del propio Bernardo Álvarez, pero eso no será suficiente. Los afectados, la comunidad de la Diócesis Nivariense de la que es Pastor y toda Tenerife querrán saber si sus palabras fueron fruto de un desliz, de una forma inadecuada de decir alguna otra cosa que no alcanzo a imaginar, o realmente piensa todo lo que dijo tal y como lo pronunció. A mí es eso lo que me preocupa. En la Iglesia tendemos a escandalizarnos con cierta facilidad ante determinadas conductas sociales, opiniones o acontecimientos, muchas veces de modo justificado, pero nos cuesta hacerlo cuando el incendio es en casa. Es cierto que en ocasiones las investigaciones, reprimendas o sanciones existen, lo que ocurre es que se imponen con una discreción impecable. No obstante, cuando un Obispo provoca alarma o indignación social por unas desafortunadas afirmaciones realizadas en un periódico, con una gran repercusión mediática, no estaría de más que la reacción de la Jerarquía se hiciera notar públicamente.

Precisamente, en la opinión pública se ha extendido la idea de que la Iglesia, y por tanto los católicos, estamos obsesionados con la sexualidad. No cometeré la ingenuidad de considerar que todo lo que se magnifica en los medios de comunicación se ajusta escrupulosamente a la realidad. Obviamente, los medios tenemos parte de culpa —me veo obligado a escribir de nuevo en primera persona— en que la voz de la Iglesia llegue a la calle de modo sesgado, con lo secundario o la anécdota como noticia, en lugar de lo nuclear de sus opiniones y afirmaciones, por el simple hecho de que lo primero es más llamativo o polémico que lo segundo. Pero hemos de reconocer que lo de la sexualidad no lo llevamos nada bien los católicos, y que, siendo un aspecto de la condición humana digna de atención, nos ocupa bastante más de lo que debería, en lo tocante a la moral. Quiero puntualizar que me refiero fundamentalmente a la Jerarquía eclesiástica, porque en la base de la pirámide, sacerdotes y religiosos incluidos, el asunto pierde bastante peso. Conste que, como no podía ser menos, coincido con el análisis crítico que hace la Iglesia Católica —y prácticamente todas las Iglesias cristianas— sobre la forma de «consumo» de sexo de nuestros días. El acto sexual se vincula cada vez más al ocio y a la diversión, perdiendo su profundidad humana relacionada con la entrega total al amado/a en el momento de la unión perfecta entre dos personas. La sexualidad es un don demasiado hermoso como para «utilizarla» tan a la ligera. Sin duda, es una pena que así sea y hace bien la Iglesia en recordarlo, pero quizás haya equivocado la intensidad, repetición y el tono de sus llamadas al correcto «orden» en lo concerniente a las prácticas sexuales de las personas. Sencillamente, «nuestra» preocupación parece desproporcionada en comparación con otros temas de mayor calado y cuyas consecuencias son bastante más deshumanizadoras.




* La fotografía de D. Bernardo Álvarez ha sido tomada de la web oficial de la Diócesis Nivariense. Si su utilización en este blog desagrada a los titulares de los derechos de autor será removida inmediatamente.




15 comentarios:

lojeda dijo...

Parece mentira cómo se hacen eco de estas noticias, pero que poco caso le hacen a las que la Iglesia y sus dirigentes, proclaman el bien y en mensaje de Jesús.
En estos casos casi siempre opinan los que suelen estar más desinformados de todo lo que es el entramado de la Iglesia y el mensaje en sí, y ven en una noticia de estas un modo directo para atacar la doctrina crisitana.
Ya estamos acostumbrados a que se haga un escándalo de alguna declaración de este tipo.
Feliz Navidad y que el año nuevo te traiga todo lo mejor para ti y tu familia.
Un saludo.

Miguelo, sc dijo...

Sin entrar a valorar las intenciones del obispo cuando dijo esas palabras, y sin defenderlo ni justificarlo... si es verdad que percibo una muy gran hipocresía en el ambiente cuando tanta gente pone el grito en el cielo porque alguien diga que muchachos y muchachas menores de edad desean tener su primera aproximación al sexo a edades cada vez más tempranas, cuando todos los indicadores estadísticos así lo señalan. Y sin acudir a estadísticas, todos conocemos relaciones de pareja entre menores de edad, o entre un menor de edad y otra persona mayor de 18 años, (estrictamente hablando , este último caso responde al patrón de "abuso a menor"), pero esas relaciones están completamente toleradas en el entorno en el que vivimos.

Y la sociedad, en vez de entender eso como un problema con los resultados consecuentes (embarazos no deseados a edades tempranas, menores de edad obligadas a abortar, etc...) incluso lo ampara y casi lo legitima bajo el paraguas de la libertad individual, de la necesaria "educación sexual", etc... enfocando las campañas de prevención de embarazos o de enfermedades de transmisión sexual simplemente al uso de preservativos (¿interés comercial?) y no a la vivencia de una sexualidad madura y responsable (que casi es iluso presuponer en chavales a edades tan tempranas). Es más, la sociedad casi empuja a estos comportamientos ejerciendo una fuerte presión ambiental: de hecho, hoy día, si una persona de 18 años o mayor se declara virgen, aún no teniendo pareja estable, es mirada con ojos raros e incrédulos y es objeto de burla y mofa entre sus iguales.

Y si alguien lo comenta en público, como me parece entender de las palabras de monseñor Álvarez ¿todo el mundo se rasga las vestiduras?...

Seguramente no sé leer bien, o no sé entender lo evidente... O quizás sea que lo entiendo demasiado bien...

Armando Vallejo Waigand dijo...

LOJEDA: Es verdad que suele suceder lo que dices con los medios de comunicación y la Iglesia, pero a veces, aunque sea pocas, las críticas son justificadas. Esta vez así me lo parece. Muchas felicidades también para ti y los tuyos.

MIGUELO: No cambiaría una sola coma de tu comentario en relación con la laxitud de nuestra sociedad referente a la sexualidad desvirtuada. Nada que objetar a tus palabras, sino todo lo contrario. Creo haber dejado clara mi opinión al respecto en el artículo. Otra cosa es lo que tiene que ver con las palabras del Obispo de Tenerife. La mayoría de críticas que le han llovido no son por considerar que defiende o justifica el abuso de menores. Nadie le considera defensor de pedófilos. Pero sí es verdad que recorre arriesgados caminos. Si quiere disertar sobre los usos de la sexualidad, adelante. Pero mezclar en el mismo discurso, sexualidad banal con abuso sexual y homosexualidad, entrecruzando los tres elementos, es una ligereza que no puede permitirse un Obispo. Y si lo hizo, tenemos motivos para pensar que en sus convicciones éticas están relacionados. Por eso, los sacerdotes, catequistas, animadores de jóvenes, cristianos de base, tienen derecho a que el Pastor de su diócesis dé una explicación clara y convincente. Quizás sea cierto que analizadas sus palabras bajo el microscopio se puede entender el mensaje de fondo, pero aún así quedan dudas, y además, no debería hacer falta. Y no seré yo quien niegue que en muchísimas ocasiones los católicos recibimos ataques desproporcionados, pero tal vez precisamente por eso, hemos desarrollado un mecanismo de defensa que activamos también cuando las críticas son merecidas, enrocándonos y rechazando haber cometido cualquier error. Esta vez lo hemos cometido y tendremos mayor credibilidad en la medida en que sepamos reconocerlo.

Dimas dijo...

Querido Armando, en primer lugar Feliz Navidad, en segundo lugar, solo puedo añadir lo que un anciano sacerdote me aconsejaba de la prudencia en los temas de la sexualidad porque decía, "son pringosos como la pez" y creo que a nuestro pastor se le ha pegado un poco a los zapatos y le costara quitarla. Rezaremos por el , es lo que la caridad demanda.

Cristian dijo...

muy poco afortunado el comentario en una misa tan preciosa como es la de Gallo... esperemos que no sea más que un comentario.
Armando, paso a agradecer tus constantes visitas a mi blog, y tus comentarios siempre oportunos. por cierto, la flor por la que me preguntas, mide no mas de 10 centímetros, de pétalos duros, las hay de color rojo, rosado y blanco.
Feliz 2008 para ti y los tuyos. Bendiciones.

Miguelo, sc dijo...

Armando, te paso el link con el pdf de la entrevista original que ha creado la polémica.

Como dices tú, el obispo se metió en un charco al mezclar varios asuntos, aunque me parece que lo que han dicho los titulares posteriores no responde para nada a sus palabras (empezando por el titular del "20 minutos"). Al menos, eso me parece a mí:

De todas maneras, que cada uno saque sus conclusiones:

http://www.laprovincia.es/media/documentos/
2008-03-20_DOC_2007-12-28_13_53_40_entrevista_obispo.pdf

alter-ego dijo...

saludos cordiales Armando y también Feliz Año Nuevo,te veo en todas partes y aprovecho para visitar su blog.

Carlos Martinez dijo...

Lo que ha dicho el obispo efectivamente pe parece una cagada por decirlo tan claro como lo dice el.
Pero tambien es humano y tiene derecho a equivocarse o decir lo que piensa.
Otra cosa es el gran problema sexual de la jerarquia de la iglesia catolica que es la que conocemos. Y al decir problema me refiero a que no tienen una solucion válida con la que organizarse. Predican pero no cumplen, ni dan soluciones, y encima mienten como si mentir fuera menos importante que otras ofensas.
A estas alturas del siglo no pueden decir que no saben de sexualidad, simplemente mienten, mienten sabiendo que engañan deliberadamente sobre temas sexuales. Y hasta que esto no lo solucionen tienen un gran problema.

Mariluz Barrera González dijo...

Este es un gran tema... la cuestion de la sexualidad manejada en cualquiera de nuestras instituciones siempre provocará polémica en todos los sentidos y esto que sucedió en la Iglesia nos demuestra una vez mas que al parecer nadie está al 100% preparado para hablar de estos temas... eso quiere decir que aún hace falta prepararnos... y prepararnos de verdad... un puesto, un cargo, un título no nos garantiza tener los conocimientos ni las palabras adecuadas para hablar de ciertos temas.

ES igualmente aberrante escuchar a hablar a Doctores o sexólogos de barbaridades terribles relacionadas con el sexo y el aborto.... no es raro tambien encontrarlos en la Iglesia...

Es importante escuchar muy bien a los que nos hablan... ser críticos y obligarnos a nosotros mismos a informarnos de verdad.... con sustentos claros y reales.

Un fuerte abrazo de Año Nuevo Armando y espero que sigamos en contacto en este año que inicia.

Mariluz.

Daniel Mercado dijo...

Es un gusto reiniciar mis incursiones en internet, ya desde mi tierra, y encontrar cosas tan bien escritas e interesantes como esta.
Creo que el obispo en cuestión habló desde la ignorancia yel prejuicio , respecto a la homosexualidad. Desde la superficialidad e irresponsabilidad, respecto al abuso de menores. Y de manera inoportuna respecto a la banalización de la sexualidad. Ha perdido una maravillosa oportunidad de quedarse callado, y desgraciadamente nos compromete a todos los católicos.
Si fuera mínimamente coherente saldria a pedir disculpas, eso se lo agradeceríamos todos y dejaría honrado su carácter de pastor.

Armando Vallejo Waigand dijo...

DIMAS: Gracias por la felicitaciones navideñas. Ya han pasado las fechas señaladas, pero estoy seguro de que las has pasado «en cristiano». Lo mejor para ti y los tuyos este nuevo año.

CRISTIAN: ¡gracias por la información sobre las flores! También para ti y los tuyos un 2008 lleno de bendiciones. Y si paso tan a menudo por tu blog es por el simple placer de leerlo, no tiene ningún mérito. Gracias también a ti por tus visitas.


MIGUELO: Gracias Miguelo por el enlace. Yo no logré encontrarlo. Me ha servido para corregir los errores de contexto de mi artículo, aunque como has podido leer, sigo pensando que sus palabras son muy desafortunadas. Piensa que un obispo por su posición y responsabilidades tiene que haber reflexionado decenas de veces sobre los asuntos que se le preguntaron. Así que no tenemos motivos para pensar que se le escaparon los términos y las comparaciones que realiza. Así me lo parece... Un abrazo.

ALTER EGO: gracias por la visita y los saludos.

CARLOS: es verdad que existe ese «problema» en gran parte de la Jerarquía Católica, pero no creo que sea tan sencillo como mentir intencionadamente. Yo matizaría bastante esta afirmación si supiera a qué aspectos de la sexualidad te refieres. Saludos.

MARILUZ: Lo que más se le ha criticado desde todos los foros ha sido precisamente lo que tú apuntas: el desconocimiento y la desinformación sobre los temas de los que habla.

DANIEL: Pues me temo que D. Bernardo aún no ha dicho esta boca es mía. Una pena. Gracias Daniel por tus palabras sobre el artículo y me alegro de que estés en casa... ¡Dónde mejor!


GRACIAS A TODOS POR SUS VISITAS Y COMENTARIOS.

Miguelo, sc dijo...

Armando, he leido en un medio de comunicación las declaraciones que me parece que hizo hoy el obispo de Tenerife en el medio de comunicación en el que trabajas. No pude ver la entrevista. ¿te será posible conseguirla y colgarla en el blog, o es complicado?

Anónimo dijo...

Gracias, como siempre, por la propuesta de reflexión, Armando.

A mí me alegra que la Iglesia se sitúe a la vanguardia de quienes aspiran a dar sentido a algo tan importante para el ser humano como su vida sexual, y a hacerlo desde la óptica del amor y de la entrega total a la persona amada. El problema que, personalmente, yo encuentro es cómo lo hace (a golpe de normativa), con qué precedentes (el disfrute de la sexualidad y el placer como experiencias humanas que han de ser reprimidas) y revelando qué imagen de Dios (un Dios al que ofendemos y desobedecemos –pues ése es el significado que da al pecado el Catecismo– cuando vivimos cualquier relación sexual que no sea heterosexual y de pareja, y que no tenga lugar dentro del matrimonio y sin mediación de métodos anticonceptivos «no naturales»). He aquí donde mi corazón, mi vivir cotidiano y mi humilde y frágil experiencia de Evangelio se sienten incomprendidos.

Yo, personalmente, echo de menos un magisterio moral de la Iglesia que sea capaz de afirmar abiertamente, con palabras claras y tiernas, que nuestra dimensión sexual es un regalo de Dios que hemos de cuidar para que dé fruto. Echo de menos un magisterio moral de la Iglesia que no utilice la palabra «castidad» (vinculada históricamente a la contención y a la abstención) para definir «la positiva integración de la sexualidad en la persona». Echo de menos un magisterio moral de la Iglesia que no dude en hablar del sexo como un lenguaje hermoso, placentero, bello, natural, precioso... capaz de comunicar como pocos si realmente se basa en un amor libre, profundo y comprometido, que no bebe de la fuente del egoísmo, que no necesita saciarse de cariños mendigados, que no utiliza a la persona, sino que se entrega a ella totalmente para siempre. Y echo de menos un magisterio moral de la Iglesia que no se fije tanto en la anécdota (antes o después –del matrimonio–, con o sin –preservativo–...) y sí ponga su acento en la experiencia del amor cristiano, que nos hace libres cuando nos descentra de nosotros mismos, nos desata de nuestras necesidades egoístas, nos entrega plenamente a la persona amada, y nos impulsa a actualizar y recordar cada día un amor constantemente renovado. También a través del sexo.

Armando Vallejo Waigand dijo...

MIGUELO: la verdad es que no es fácil porque el programa se hace en Tenerife, pero voy a intentarlo. Yo tampoco pude verlo y solo sé lo que han publicado algunos miedos escritos. Al parecer, básicamente, quiso aclarar que no justifica bajo ningún concepto el abuso de menores y recordó que lo manifestado referente a la homosexualidad y los otros asuntos relacionados con la sexualidad de los que habló, se ajustan al magisterio de la Iglesia.

ALEX: Gracias por tus palabras. Veo que coincidimos. Lo has expuesto de un modo claro y también poético. Como debería ser.

Unknown dijo...

Charco, charco....